Empate en el marcador, triunfo de la organización y las deudas del caos

 

Luis Vílchez @lvilchez8.- Desde la mañana del martes se debatió sobre la posible patada al tablero que le daría José Peseiro al once titular de la selección de Venezuela, en un partido clave ante Uruguay. Desde que el periodista de Directv Sport, Fernando Petrocelli, asomó el once por la red social Twitter, los periodistas y fanáticos empezaron a armar ese rompecabezas. ¿Línea de tres en el fondo? La había asomado Rafael Dudamel a Conexión Goleadora, por allá en 2019, pero nunca pasó del plano de las ideas a la cancha. Contra todo pronóstico, ya que el pragmatismo indicaba construir sobre el 4-3-3 que dio el triunfo ante Chile, el técnico portugués apostó por otro esquema y la jugada le sirvió para rescatar una unidad ante la Celeste, que llegaba urgida.

 

¿Con Salomón Rondón, Yeferson Soteldo, Darwin Machís, Wilker Ángel, Yordan Osorio y Yangel Herrera hubiese jugado distinto? Probablemente, más cuando arriesgó con una línea de tres inédita en el fondo en fase ofensiva, conformada por: Nahuel Ferraresi, Jhon Chancellor, Mikel Villanueva. Por las bandas se desplegaban Alexander González, por derecha y Roberto Rosales por izquierda. En defensa retornaban ambos carrileros para pararse cinco atrás. Delante de los tres zagueros: Tomás Rincón y Junior Moreno. Los nexos en ataque fueron Jefferson Savarino y Rómulo Otero, que interiorizaban su posición, para dejarle la raya a los carrileros. Un movimiento lógico entendiendo que ambos son más de juego interno que de llegar a línea de fondo. En punta Josef Martínez, un delantero ágil y con más capacidad asociativa; que, a pesar de no tener un biotipo tanque, puede fijar centrales, peinar balones y pivotear.

 

Uruguay arrancó con un 4-3-3 y puso al habilidoso Facundo Torres a atacar el flanco izquierdo, pero no encontró facilidades por la banda más maltrecha de los criollos. En el segundo tiempo regresaron a una línea de tres atrás, como la presentada ante Paraguay. Óscar Washintong Tabárez también sorprendió al no usar el clásico 4-4-2 charrúa. ¿Las bajas de Giorgian De Arrascaeta, Rodrigo Bentancur, Darwin Núñez, Maxi Gómez y Edinson Cavani influyeron? Sí, pero la Celeste se vio espesa y con dificultad para crear juego. Un mal que arrastra en el pasado reciente y que Venezuela supo aprovechar.

 

 

La propuesta estaba muy clara: transiciones rápidas y presión en tres cuartos de cancha.  Los centrales de Uruguay en un principio tuvieron libertad para salir, pero en mediocampo se les apretaba. La Vinotinto con balón buscaba en pocos toques llegar al arco rival, ni viajar juntos con el balón, ni tocar para atraer el rival y buscar a sus espaldas, sino mucho vértigo. El esquema permitió ver constante cambios de frentes y hacer que Uruguay tuviera que girar al intentar explotar los lados débiles de la jugada. Los charrúas siguieron el consejo de Richard “Chengue” Morales y salieron a presionar arriba. Eso complicó la salida de Venezuela, que sin Yordan Osorio no es prolija, y generó la primera opción para Luis Suárez.

 

Cuando la visita quitó el pie del acelerador, Venezuela pudo tocar más la pelota y reposar en ella. Pero la alcabala para ambos fue el mediocampo, una batalla como las recordó Luis “Pájaro” Vera. Más bien al momento de tenerla en primer sector de la cancha, la Vinotinto tuvo varias pérdidas (un pase en horizontal de Ferraresi que terminó en el mano a mano de Fedrico Viñas con Joel Graterol) y junto a las jugadas a balón parado (cabezazo de José María Giménez) fueron las ocasiones más peligrosas de Uruguay. El juego aéreo y la construcción de juego son dos debes del equipo de Peseiro. Les cuesta un mundo desordenar al rival cuando se tiene la esférica y el juego directo sin Salomón Rondón no es lo mismo. Sin embargo, Otero volvió a ser sinónimo de peligro y aglutinó varias faltas.

 

La jugada del gol anulado de Josef Martínez, que fue un buen trazo largo de Ferraresi, puede dar luces de un camino para mitigar la sequía goleadora (tres goles en seis encuentros): buscar en largo a las espaldas de los centrales rivales. Se vio de nuevo en una pelota que peinó Martínez a Savarino, pero no se pudo replicar mucho más. Pero en fase defensiva el gran peligro fueron las pérdidas, errores a veces no forzados, un detalle que Venezuela debe cuidar. Ni hay los perfiles y el tiempo de trabajo, lamentablemente, es preferible reventar que perderla e irla a buscar dentro de la red. El gran miedo que generaba Luis Suárez fue maniatado con la fórmula que adelantó Peseiro en rueda prensa: con organización. La más cercana que tuvo, fue al 72’, cuando anticipó a Rincón, se sacó a Chancellor, pero Moreno tapó su remate. Sí, hasta tres obstáculos. Así se detiene a un killer de ligas europeas.

 

 

La apuesta por Graterol dio frutos y calmó las aguas, tras el traumático partido en La Paz. Mientras que el debut en Premundial de Ferraresi casi tuvo un broche de oro, con un cabezazo que pudo terminar en tres puntos si no ataja Fernando Muslera. ¿Fue centrado el remate? Sí, lo reconoció el central postpartido, pero ganó bien la posición y se vio como las jugadas ABP le siguen dando ocasiones a Peserio. ¿El gran lunar? Para muchos la tardía gestión de los cambios, pero las opciones en el banco no eran jugadores contrastados en estas lides. Lo que sí fue negativo fue el bajón del equipo los últimos minutos, al igual que contra Chile el final fue con el rosario en la mano y un Padre Nuestro entre los labios.

 

Un resultado justo, capaz por el inicio del Premundial sabe a muy poco. Pero esa es la dinámica de la eliminatoria más complicada del mundo. Un triunfo total de la organización del equipo, se vio más compacto en un esquema inédito para la Vinotinto en el pasado reciente.  Pero no fue defensivo, que los esquemas no engañen. La intención era buscar, pero con orden. ¿La derrota? Un equipo sin sorpresa arriba, sin caos; más allá de transiciones o la pelota quieta. No logra desordenar a sus rivales y se traduce en pocos remates de peligro. Se aplaude el primer cero del ciclo Peseiro, pero sin goles Catar 2022 se ve cada vez más borroso. ¿Construirá sobre el 4-4-3 o el 3-4-2-1? Se sabrá en la Copa América, donde se verá la verdadera selección del lusitano.