El dilema del volante vinotinto Rómulo Otero ¿titular o revulsivo?

 

Luis  Vílchez / @lvilchez8.- “Me sentí triste por no estar en la Copa América (…) Estoy en Brasil para retomar mi nivel y volver a la selección. El fútbol te da revancha muy rápido (en referencia a la Copa América de 2020)”, comentó Rómulo Otero (9/11/1992) en una  entrevista a Solovenex, luego de regresar de Arabia Saudita al Atletico Mineiro en 2019. La baja de Darwin Machís y los problemas físicos de Yeferson Soteldo le abrieron la puerta de la titularidad, a un volante que en los últimos procesos  había cargado con la etiqueta de revulsivo. Su rendimiento ante Uruguay dejó sensaciones divididas en las redes sociales, pero hubo más unanimidad en que fue de lo mejor de la Vinotinto en La Paz. El “Escorpión” tendrá su gran oportunidad en el torneo continental, en un país que ha sido su casa durante varios años.

 

La relación del ex Caracas FC y el combinado patrio no es nueva, disputa su tercer Premundial y fue uno de los jugadores que tuvo protagonismo en el cierre del ciclo de César Farías para ser parte de un recambio generacional de cara a Rusia 2018. Su gran rendimiento en Huachipato (Chile), lo llevó a suelo amazónico donde ha vestido las camisas del “Galo” y del Corinthians, con un intervalo en el AlWehda (2018-2019) de Arabia Saudita. Esta tampoco será su primera Copa América, porque dijo presente en la Centenario 2016 donde disputó 22 minutos divididos en tres partidos.

 

El cotejo ante Bolivia lo jugó completo y el portal estadístico Sofascore le dio una puntuación 7,2 en un encuentro que tuvo: 58 toques, acertó 29 de los 32 pases que hizo (91%), dio tres  pases claves (habilitaciones que terminan en remate), completó el balón en largo que ensayó y los dos centros que levantó no tuvieron receptor. Como un experto en esconder el balón recibió cinco faltas y solo realizó una. Ganó nueve de los 13 duelos que tuvo por el suelo y perdió 14 posesiones. Entre otros datos defensivos tuvo una intercepción, una entrada y fue una vez regateado. De un tiro libre ejecutado por él se generó el gol de  Jhon Chancellor.

 

En el Olímpico de la UCV, que muchas veces fue su hogar, no brilló tanto y salió al minuto 75, en un encuentro que se escuchó desde el banco de la vinotinto constantes gritos hacia su persona. Su nombre fue el más mentado por el cuerpo técnico portugués y con  cierto ahínco, que se escuchó nítido por la transmisión de televisión. Sofascore  le puso la peor puntuación de la Vinotinto: 6,2. El oriundo de El Tigre realizó 35 toques, acertó 12 de 15 pases (80%). Ninguno de los cinco centros que realizó tuvo receptor y su único pase en largo no llegó a  buen destino. Completó uno de los cuatro regates que intentó. Un disparo a puerta y otro bloqueado.

 

 

Sobre los números en defensa ante la Celeste registró: cuatro de 11 duelos en el suelo, pero los dos que tuvo aéreos sí los conquistó. Hizo una intercepción, fue regateado una vez y tuvo 16 pérdidas. Una vez fue cazado en fuera de juego y generó tres infracciones. Pero más allá de los números, Otero es un verso  libre, un jugador creativo que no siente ese rigor defensivo de hacer toda la banda. No es un defecto, ese es su perfil y su estilo de juego. ¿Lo puede hacer? Sí, pero ese es el pecado de los habilidosos, de los “10” con buen manejo. El problema es que al caer por banda izquierda, deja huérfano un sector donde no hay un lateral establecido, por lo cual es el flanco más frágil de la selección.

 

Por su estilo de juego es más de cerrarse y correrse al medio, en vez de llegar a línea de fondo. Esas carencias defensivas que desde la televisión se aprecian poco, pero que los entrenadores sí toman en cuenta y le ha jugado en contra para ser titular. Su talento con balón no se niega, tiene regate, visión de juego y buen remate. Ni hablar de la pelota quieta, donde es un digno heredero de Juan Arango. Pero en el fútbol moderno se valora tanto lo que se aporta arriba como abajo. Otro pecado de habilidoso es retener mucho el balón, creer mucho en sus jugadas y no asociarse más. Puede generar faltas, que él mismo puede convertir en peligro, pero también si le roban, termina en pérdidas peligrosas.

 

Un cambio de chip de soltarla más –intrínseco en el proceso de madurez de un “10” – y pulir el aspecto defensivo, que sí sería una modificación de su estilo de juego, ya que debe agregar otras herramientas, porque no es solo bajar y molestar, sino temporizar y robar sin falta. Haría un flaco favor si en sus retrocesos y en su ímpetu por recuperar, termina haciendo constantes infracciones, un problema que tenía Adalberto Peñaranda, por lo que le regalaba ocasiones al rival en pelota quieta.

 

La Copa América de Brasil será un escenario interesante para resolver el dilema: ¿titular o revulsivo? Todo amante del buen fútbol quiere ver a un jugador de la calidad de Otero de entrada, pero los entrenadores piensan de  forma más  global y si no cumplen con todos los requisitos tácticos, su magia se limitará a  los últimos minutos de los partidos, donde el cansancio le abre la puerta al caos. La bajas le dan todas  las fichas para estar en el once de inicio, pero su rendimiento determinará si después del certamen continental se podrá sostener ahí.