La revancha de Poti
La revancha de Poti.- Fallar una penal es tan normal como fallarle a la novia. Fallar una penal es tan normal como levantarse, salir corriendo y a mitad de camino recordar que en las mañanas se toma el desayuno. Pero si alguna vez te pasa, te detienes, pides un café, un pastelito y cumples con el mandato anti-nutricionista, pero le cumples a las tradiciones.
Poti, ese jugador que regresó por tercera vez, ahora desde Colombia, con la firme convicción de colaborar con el rescate del equipo, se lamentó dos veces por fallar esa penal y a su gente. No es común que eso le ocurra a un jugador, pero tampoco para lamentarse tanto.
Martín Palermo falló tres y salió diciendo que eso le pasaba a cualquiera. Así que cuando Ángelo se la estampó en el guante a Fariñez en el minuto 21, no me lamenté tanto porque restaban 70 y honestamente sentí que había revancha a pesar de la adversidad 1-0 del momento.
Jean de La Fontaine no se cansó de escribir cuentos con dos sujetos, sin predicado. Uno la víctima y otro el victimario. El lobo y el cordero. El ratón cortesano y el ratón campestre. El gato y la zorra y podríamos inferir que pudo haber hecho un resumen del juego entre Estudiantes y Caracas, el Gato y el ratón.
Primero pegó Caracas, luego Estudiantes empató cuando Ángelo volvió a tener la pelota un poco más difícil que el tiro penal. Tomó con su mano un cuchillo que pedía sangre y se fue directo a la pelota a tomar venganza. Era el 1-1 aliviador.
Elías Alderete, que no se conforma con dar asistencia y también gol en cada juego, se encargó de poner la ventaja. Algunos cambios favorecieron a Caracas que logró el empate. Parecía que ninguno realmente quería perder.
Finalmente, el gol de la temporada, el que cualquiera quiere convertir. Por un lado, la técnica, por otro lado, cerrar la victoria 3 a 2. Fue así como Jesús Lobo, convirtió su primer golazo de la temporada que lo celebró con gusto. Como me gusta verte reír académico.
Se jugaron algunos minutos más, pero entre las debilidades del rival y el “cancherismo” de Marlon Fernández y “Tuca” Ordoñez, los minutos fueron corriendo más que la pelota en el siempre acogedor Brígido Iriarte, que tuvo que apagar las luces dejando una estela de soledad, tristeza y derrota. La revancha de Poti.-
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