La Seleccón Vinotinto tuvo su desahogo contra la selección de Ecuador y se reencontró con el triunfo

 

Luis Vílchez / @lvilchez8.- “Un triunfo que necesitábamos nosotros, nuestras familias y el país”, así cerró Leo González la rueda de prensa, luego de vencer 2-1 a Ecuador en el estadio Olímpico. Casi un año sin saber lo que era saborear las mieles del triunfo en medio de su peregrinaje por el desierto. Con un rosario de bajas y con un resultado adverso, la selección nacional supo reponerse. Sin expulsiones ni lesiones de por medio, Leo González pudo llevar adelante su planteamiento y lograr ese “desahogo”, como expresó Tomás Rincón en la red social Instagram.

 

La Vinotinto salió con 4-2-3-1 que fue más un 4-4-2, puesto que Adalberto Peñaranda jugó más cerca de Eric Ramírez. En el arco volvió Wuilker Faríñez por Joel Graterol. La zaga fue muy parecida a la anterior: Ronald Hernándes, lateral derecho; Nahuel Ferarresi, central; Oscar González, lateral izquierdo. Pero el sustituto de Josua Mejías no fue Jhon Chancellor, sino Adrián Martínez. El mismo central que en redes sociales se elevó al Olimpo, pero luego de la patada a Lionel Messi todos se rascaban los bolsillos para darle un óbolo y que Caronte se lo llevara al inframundo. Ante la Tri el central del Deportivo La Guaira estuvo muy correcto en defensa a la hora del corte, pero también en salida. El oriundo de San Félix al 55’, condujo y dio pase vertical excelente al Peñaranda, que luego sacó una falta. Asimismo, su entrada a Michael Estrada, al 71’, sin falta.

 

El doble pivot fue José “Brujo” Martínez y Tomás Rincón, que hace recordar los mejores momentos del tachirense al lado de Franklin Lucena. Las bandas fueron para Darwin Machís, que retornó a la izquierda, y Eduard Bello por derecha. La idea no mutó, un equipo que parte desde el orden pero que evita pegar la espalda a su arco. Presiona en el medio campo, donde los centrales del rival tienen libertad para asociarse, pero los volantes tienen una marca encima. Ataques verticales y con la posibilidad de descansar con la pelota.

 

Pero el rival también jugó y no tuvo una presión tan intensa como la mostrada en Guayaquil frente a Bolivia, incluso cambió el esquema a una defensa de tres con: Robert Arboleda, Félix Torres y Piero Hincapie. Lo que les daba libertad a los carrileros Ángelo Preciado y Pervis Estupiñán. En la sala de máquinas Carlos Gruezo, más de corte, y Moisés Caicedo, de generar juego. Arriba Gonzalo Plata, Ángel Mena y Enner Valencia. Venezuela logró superar la oposición a la hora de salir, como hizo ante Brasil. No hubo salidas en falso que generan preinfartos en la afición.

 

Mucha movilidad en el ataque ecuatoriano sin Michael Estrada como “9” fijo, Valencia cayó por las bandas. Desde el minuto siete hay ejemplos de buenas salidas de balón con Nahuel Ferraresi, que demuestra que hay capacidad de no siempre rifarla en un pase largo, como pasaba antes cuando aunado al pelotazo no se ganaba la segunda pelota (lo más importante en el juego directo). Incluso se vio como Rincón se metió entre los centrales, al 41’, para ayudar en esa circulación, al tener mejor pie para estas acciones que el “Brujo”, que adelantaba su posición. También hubo mordiente, porque, al minuto 17, Bello le buscó las costuras al joven portero Moisés Ramírez con un remate con poco ángulo y al primer palo, que casi le sorprende.

 

 

La siguiente acción fue un remate de Machís, al 30’, luego de ser bien habilitado por Peñaranda, que acumuló marcas en conducción y soltó en buen tiempo, para que el jugador del Granada entrara en el área con ventaja. Capítulo aparte para el oriundo de El Vigía, criticado por su vida personal y la irregularidad en los clubes, pero ahora tiene su redención. No solo en ofensiva, sino en defensa. En la era Rafael Dudamel sus retrocesos eran sinónimos de faltas laterales que perjudicaban a la selección. Ante Ecuador tuvo dos barridas quirúrgicas: la primera, al 50’, contra Ángel Mena y la segunda, al 73’, a Plata. El Will Hunting del balompié criollo.

 

La lluvia se hizo presente y los resbalones estuvieron a la orden del día. En una jugada donde fallaron la presión y los relevos hasta tres jugadores cayeron al piso. La pelota le quedó a Preciado que falló un gol cantado. Pero el VAR le sonrió a los meridionales tras una revisión que pareció infinita y que determinó que Martínez había raspado, mientras se resbalaba, a Plata. Andrés Cunha fue riguroso y sentenció la pena máxima. Valencia no erró, por más que Faríñez la adivinara el lado, y llegó a 34 tantos con la Tri. En media hora la adversidad abrazó, de nuevo, a la Vinotinto.

 

Los pupilos de Leo González estuvieron unos minutos groguis, mientras que Rincón pidió calma. Antes de culminar la primera parte, Peñaranda condujo desde campo propio, pasó el bombo central y jugó con Machis, que se revolvió entre sus marcados y fue hacia adentro. Luego abrió con Ronald Hernández, que recibió, condujo y habilitó al espacio a Bello. El ex Carabobo fue a línea de fondo y lanzó un centro rasante. Peñaranda no pudo conectar, pero Machis sí. La tercera diana de la eliminatoria en jugada, todas con centros desde la banda derecha. Los otros cinco fueron hijos de la pelota quieta.

 

Un balón detenido que fue gloria en ataque, porque Eduard Bello, que no marcaba de falta directa desde su paso en el Carabobo, vacunó a Ecuador con una ejecución potente y colocada, todo derivado de una de las tantas faltas que sacó Machis. Aunque en honor a la verdad tuvo la complicidad del joven portero Ramírez, que calculó mal y puso peor las manos. A los dos minutos respondió la Tri con una triangulación entre Plata, Valencia y Mena, este último sacó un fuerte remate que salvó Faríñez y que luego le costó unas molestias físicas. Mientras que al 68’ hubo un remate al travesaño por parte del cuadro criollo con una combinación hecha en Barinas: centro de Hernández y testarazo de Ramírez.

 

Ante la necesidad del resultado, Gustavo Alfaro deshizo la línea de cinco y armó un 4-3-3. El peligro lo llevaron los meridionales en esas jugadas ABP que dieron tanto en ataque, pero que Venezuela ha sufrido. En septiembre se cortó esa sangría, pero en octubre se abrió de nuevo. Un remate a la base del poste y un fallo insólito con el arco a su merced de Estrada, cerca del minuto 75’, fueron los últimos intentos de Ecuador de arañar un punto en Caracas. González respondió con el ingreso de Chancellor y armó una línea de cinco atrás. Le puso el candado al partido, aguantó y firmó su primer triunfo al frente de la selección.

 

Un partido que fue como un concierto acústico, íntimo, como pocos aficionados en las gradas. ¿La razones? Desde que el rival no era Brasil o Argentina, la tardía venta de boletos, situación económica, repunte de la pandemia y un largo etcétera. Pero los que estuvieron ahí lo vivieron a pleno. Incluso marcaron un golazo los que llevaron la pancarta de “Protejan a las jugadoras”, en referencia a las denuncias de abusos cometidos por Kenneth Zseremeta. Un partido en familia y entre los fieles. Fuera de la polémica por la baja Yeferson Soteldo que en sus redes publicó una historia en referencia al partido del Santos o el comentario de Salomón Rondón con “cuando se te caiga un ídolo”. Más allá de las tres unidades, como dijo Rincón en rueda de prensa, una base donde se puede “construir algo que perdure en el tiempo”. Luego de tanto caminar por el desierto, por fin, tomaron agua y se dieron un banquete.